martes, 8 de abril de 2014

La historia del grupo de vecinos que ha detenido a Monsanto.

La vida de Gastón Mazzalay y Esther Quispe, así como la de cientos de personas oriundas de la ciudad Malvinas Argentinas en Córdoba, cambió radicalmente desde que se enteraron, por voz de la propia Presidente Cristina Fernández de Kirchner, de la instalación en su ciudad de la Planta de Monsanto de Acondicionamiento de Semillas Transgénicas más grande de Latinoamérica. 

“Nos enteramos como la mayoría de los vecinos, cuando la presidenta lo anunció en Nueva York, como una gran fuente de trabajo para la localidad de Malvinas Argentinas. Y empezamos a preguntarnos qué es esto de Monsanto, porque era la primera vez que escuchaba esta palabra”, cuenta Esther.

Motivada por la necesidad de garantizar su bienestar y el de sus seres queridos, Esther empezó a formarse e informarse sobre las implicaciones de la llegada de Monsanto a su ciudad. Es así como decidió sumarse a la Primera Asamblea de Vecinos Autoconvocados en la que el Presidente de La Fundación para la Defensa del Ambiente -FUNAM-, que tiene status consultivo ante el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas, Raúl Montenegro, expuso las amenazas socioambientales que acarrea la instalación de la Planta Industrial de Monsanto a tan sólo 600 metros de la ciudad.

Ese día aproximadamente 400 malvinenses escucharon atentamente al Sr. Montenegro y desde entonces lxs más comprometidxs decidieron conformar la Asamblea Malvinas lucha por la Vida. 

A la lucha de la Asamblea se sumó el grupo Madres del barrio Ituzaingó Anexo, otro grupo de Córdoba que se organizó en contra de las fumigaciones con agroquímicos. Estas madres fueron conocidas en todo el país, por el histórico juicio que, en agosto del 2012, sentenció a un productor agrícola y a un aviador por la realización de fumigaciones ilegales. También lo hizo la Asamblea Socioambiental de Córdoba -CASA- y la Red Médicos de Pueblos Fumigados, entre otras Organizaciones Sociales.

Para Medardo Ávila Vázquez, coordinador de la Red Médicos de Pueblos Fumigados “La Planta Industrial de Monsanto y sus cerca de 200 silos de almacenamiento de semillas producirían contaminación aérea porque desprenderían cascarillas de maíz impregnadas de agroquímicos, lo que generaría enfermedades respiratorias, dérmicas y basculares”.

Por su parte el Presidente de FUNAM señala que “La planta no puede disociarse de los campos que las sembrarían, ni del uso asociado de plaguicidas y sus efectos. Siendo Monsanto una de las empresas líderes en el mantenimiento del modelo extractivo, es inevitable predecir que una mayor presencia de la corporación agravaría regionalmente los efectos indeseados, esto es, expansión de la superficie cultivada, destrucción de ambientes nativos y sobre todo, más enfermedades y muertes por exposición a bajas dosis de plaguicidas”.

EL PEREGRINAJE JURÍDICO

El primer ciudadano en conocer la intensión de Monsanto de instalarse en Malvinas Argentinas, es la misma persona que ha defendido a capa y espada a la multinacional. Se trata de Daniel Arzani, el intendente del municipio, quien desde el inicio del conflicto se negó a dialogar con los asambleístas.

“Él instaló esta empresa acá, esta fábrica de muerte, sin consultar nada a nadie, vino y la instaló como quien compra un objeto en su casa y lo pone de adorno. Esa fue lo que a muchos vecinos nos dio mucha bronca, porque nos trató de ignorantes, nos ninguneo”, comenta Esther con cierta frustración.

Ante la negativa de Arzani, lxs vecinxs de Malvinas Argentinas acudieron al Consejo Deliberante, y lo hicieron tras recolectar la cantidad de firmas necesarias para presentar un Proyecto de Ordenanza el cual pretendía que la decisión de la instalación de Monsanto se sometiera a una consulta popular. Sin embargo el proyecto fue rechazado por unanimidad. Seguramente porque se negaron a aceptar que emitieron la Ordenanza que otorgaba el permiso a la empresa para construir la Mega Plata Industrial de Semillas Transgénicas, sin tener en cuenta que la Ley General del Ambiente (nro. Ley 25.675) estipula necesaria la realización de un estudio de Impacto Ambiental y que la decisión pase por una instancia de consulta popular.

Pero lejos de sentirse derrotados, la asamblea Malvinas lucha por la Vida, continuó su periplo en busca de la anhelada justicia. Esta vez lo hicieron presentando un amparo judicial ante un juez de primera instancia y una medida cautelar ante la Sala 2ª de la Cámara del Trabajo de Córdoba.

La decisión de la Cámara del Trabajo fue ordenar la suspensión de los efectos de la ordenanza que daba a la empresa permiso de obra para la primera etapa del proyecto. Sin embargo la dicha duró poco, ya que el Intendente Arzani apeló la decisión ante el Tribunal Superior de Justicia de la Provincia de Córdoba para que Monsanto siguiera adelante con la construcción.

“Aquí hay que hacer hincapié en por qué la Municipalidad de Malvinas Argentinas pone todo el aparato del estado al servicio de la multinacional”, comenta Gastón Mazzalay, joven asambleísta que ha acompañado la lucha de lxs vecinxs desde el comienzo del conflicto.

Pero volviendo a la decisión del Tribunal, éste argumentó la invalidez de la cautelar porque supuestamente “se trata de una verosimilitud aparente, que se encuentra construida o apoyada más sobre un imaginario colectivo de amenaza que sobre indicios concretos que permitan colegir dicho riesgo”.

Las declaraciones de los vocales evidencian, el absoluto desconocimiento del Principio Precautorio que establece la Ley General del Ambiente, el cual dice que “cuando haya peligro de daño grave o irreversible la ausencia de información o certeza científica no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces, en función de los costos, para impedir la degradación del medio ambiente”.

“Si bien el Tribunal Superior de Justicia falló a favor de Monsanto, levantando la cautelar, el recurso de amparo sigue en curso y estamos aun esperando que se dicte sentencia. Pero también creemos que el Tribunal Superior ya marcó una línea y no creemos que un juez de primera instancia tome una decisión diferente a la decisión que marcó el Tribunal”, señaló Gastón.

“TOMAMOS LAS ENTRADAS A LA PLANTA”

Luego de más de un año de asambleas, marchas, y cortes en la ruta nacional 19, la asamblea Malvinas lucha por la Vida decidió emprender junto a las Madres de Barrio Ituzaingó Anexo, vecinos de Catamarca, Chaco, Santiago del Estero y Traslasierra, una toma pacífica de los accesos del predio donde se edifica la planta. La consigna es simple, exigen que se suspendan las obras hasta que la empresa presente el estudio de Impacto Ambiental y se realice, durante la jornada democrática de octubre, una consulta popular que avale o no la construcción.

Aunque las primeras carpas se instalaron el 18 de septiembre, fue el día 20 cuando lxs vecinxs tomaron las dos puertas del predio y restringieron el ingreso de camiones con material a la Planta. La antesala de la toma estuvo enmarcada por el festival “Primavera Sin Monsanto”, que se desarrolló el 19 de septiembre en la ruta A88, frente al lote donde se pretende instalar la multinacional transgénica.
La jornada fue el espacio propicio para que organizaciones socioambientales, artistas y bandas musicales, tanto locales como de otras regiones, manifestaran su apoyo total a la expulsión de Monsanto de Malvinas Argentinas. Allí propios y extraños escucharon las voces de protesta de referentes culturales y expertos científicos como el Dr. Andrés Carrasco, investigador y profesor de Embriología, quien en el año 2010 publicó los resultados de un estudio de modelo experimental, que realizó con aves y anfibios a los que sometió a los productos que se usan habitualmente en el agronegocio, encontrando que dichos agrotóxicos producían malformaciones en los animales.

“Monsanto puede querer venir a poner una planta y nosotros tenemos el derecho de decir NO, pero ellos no llegaron desde Marte en una nave espacial, ellos entraron a partir de convenios perfectamente estudiados con gobiernos provinciales y el nacional, por lo tanto acá hay una responsabilidad política seria por la adopción de un modelo productivo”, indicó el Dr. Carrasco durante el festival.

Otro aporte al debate lo hizo el Dr. Medardo Ávila, Coordinador de La Red de Pueblo Fumigados, quien señaló que “la población rural tiene tasas de cáncer muy altas, en las zonas rurales en Argentina se están muriendo de cáncer una persona cada tres que fallecen, cuando en las ciudades que están lejos de la contaminación con agrotóxicos, muere de cáncer una de cada cinco que fallecen”. Según el Dr. Ávila, se trata de un fenómeno que viene sucediendo en los últimos años a consecuencia de la contaminación que acarrea el modelo productivo transgénico.

Cabe recordar que en el 2012 se sembraron en Argentina 23,9 millones de hectáreas de cultivos transgénicos y se arrojaron más de 300 millones de litros de agrotóxicos.

Para el asambleísta Gastón Mazzalay “la negativa a la llegada de Monsanto a la ciudad pasa por una cuestión de defender la salud, eso es lo primero que debe reclamar el ser humano, porque sin salud no somos nada. Creemos que Monsanto no sólo afecta la salud de las personas, sino que corrompe gobiernos y daña la salud de la democracia, por eso creemos que es fundamental invertir el tiempo de las personas en este conflicto, porque queremos cambiar el modelo productivo que se está imponiendo desde los gobiernos”.

Desde que se inició la toma pacífica a la planta. El acampe ha sido víctima del hostigamiento de trabajadores del sindicato de la UOCRA, quienes mediante violencia física y verbal han intentado en reiteradas ocasiones amedrantar a los asambleístas, ante las cómplices miradas de  los efectivos de la Policía de Córdoba  que han estado  presentes  desde el inicio de la toma.

La primera represión fuerte como  el  pasado 30 cuando, en sociedad con el Grupo de Operaciones Especiales de la Policía de Córdoba –ETER-, los policías forcejearon y empujaron a lxs asambleístxs que detenían el ingreso de los camiones,  simultáneamente retiraron las gomas y palos que obstaculizaban el ingreso, sin embargo lo camiones no pudieron pasar, porque esta vez la barrera la formaron  lxs vecinxs  acostado bajo sus llantas.  El saldo en esa ocasión fue de 2 detenidos  una persona herida con traumatismo de cráneo y mujeres golpeadas.

FRENO JURÍDICO
Después de la tormenta, vino la calma y con ella la noticia del cese temporal de las obras por decisión de Monsanto. Sin embargo el freno se legalizó el miércoles 8 de enero, día en que se anunció  la resolución sobre el amparo presentado en septiembre de 2012. En esa ocasión la Sala Segunda de la Cámara en lo Laboral declaró como arbitraria e inconstitucional la resolución provincial que autorizaba la construcción de la Planta sin la previa aprobación del Estudio de Impacto Ambiental. Sin embargo lxs vecinos de Malvinas Argentinas nunca estuvieron tan cerca de despedir a Monsanto como el el 10 de febrero día que se hizo pública la Resolución de la Secretaría de Ambiente que rechazó el estudio presentado por la multinacional.

Para la Comisión Técnica Interdisciplinaria el desarrollo del proceso productivo que llevaría a cabo Monsanto no cumple con los requisitos básicos de gestión integral de residuos. Tras evaluar la documentación presentada por la empresa la Secretaría de Ambiente de Córdoba determinó que “es insuficiente, reiterativa y sin la profundidad técnica”. Por tal motivo, fue decisión de la Secretaría de Ambiente de la Provincia no autorizar el estudio de impacto ambiental presentado por Monsanto, sin embargo la empresa afirmó que elaborará un nuevo estudio.



El pueblo malvinense celebró en la plaza la decisión de las autoridades y señalaron que sería un despropósito que la empresa insista con la instalación de la Planta ya que el rechazo popular fue respaldado por las tres Universidades de Córdoba, la Sala Segunda de la Cámara del Trabajo cordobesa y ahora por la Secretaría de Ambiente de la Provincia.

REPRESIÓN MÁS MILITARIZACIÓN

Con la firme intención de marchar pacíficamente hasta la Municipalidad decenas de vecinos, asambleístas y acampantes se dieron cita el pasado jueves 20 de febrero para pedirle al Intendente Arzani la firma de un Decreto que rechazara definitivamente la instalación de Monsanto en Malvinas Argentinas. La respuesta de la municipalidad ante la legítima protesta fue el vallado del acceso al edificio público, como si al marcar distancia entre los oídos del intendente y las voces de los manifestantes el clamor popular se logra acallar. 

Según el ECOS Córdoba, medio alternativo que estuvo en el lugar de los hechos “A eso de las 20:45hs, los vecinos lograron retirar las vallas. En ese momento, policía provincial e Infantería empezaron a abrir fuego. También se presentaron fuerzas de civil. Durante treinta minutos aproximadamente, la represión se mantuvo firme. En el transcurso de ese tiempo, hubo más de diez personas heridas, por las balas de goma, gases pimienta, como así también por el impacto de otros elementos contundentes, como piedras y palos.”  La más afectada por la represión fue Daniela Pérez, vecina de Malvinas, quien tuvo que ser intervenida quirúrgicamente debido a un coágulo en la cabeza que le provocó el impacto de una piedra arrojada por un policía que vestía de civil.


Seguida de la represión vino la militarización de la ciudad y la restricción a la libre circulación de aquellos con D.N.I de domicilio diferente a Malvinas  Argentinas. Luego empleados de la Municipalidad y simpatizantes a Arzani se “manifestaron por la paz social” y para que según ellos se vayan “los de afuera” refiriéndose a los ambientalistas que sostienen el acampe.  Sin embargo en repetidas ocasiones Arzani ha manifestado su temor ante una posible demanda de Monsanto, ya que él firmó la Ordenanza que permitió el inicio de la obra sin la aprobación del Estudio de Impacto Ambiental cuestión que, según el Periódico La Voz, Arzani está tratando de resolver estudiando junto a sus abogados “los pasos legales, incluso los que lo habilitarían a cancelar el permiso de construcción de la planta”. 

Sembrando conciencia en la plaza

Desde diciembre del año pasado la Plaza de los Inmigrantes (Av. Maipú y Félix de Amador, Olivos, Buenos Aires) es un lugar más colorido y vital. Son los zapallos, mentas, romeros, choclos, sabias, amarantos y olivos, sembrados por un grupo de vecinos, las especies que le han sumado vida y cooperativismo al lugar.

La iniciativa de realizar una huerta abierta y comunitaria se gestó tras una tertulia que tuvo lugar en la misma plaza, luego se sumaron voluntades a través de Facebook y finalmente se materializó el 19 de diciembre mediante una jornada colaborativa de trabajo que concluyó con una olla comunitaria. Desde entonces todos los días a las 18 hs. se reúnen amigos y vecinos a compartir un mate, a regar las plantas y a sembrar nuevas especies.  

Para Eduardo, uno de los  huerteros pioneros, la idea era articular palabras y acciones en torno a un espacio comunitario en el cual se pudieran intercambiar saberes y experiencias para que del suelo germine la Soberanía Alimentaria hecha fruto.  

A pesar de que la huerta es pequeña el impacto que tiene sobre quienes a diario transitan por la plaza es inmenso. Para Margarita y Alejandro, residentes del barrio, es una iniciativa que los llena de orgullo y que les permite revivir los saberes ancestrales de la siembra que no pueden llevar a cabo en su residencia debido a la falta de espacio. Por su parte Mario, un cubano que lleva a su hija a la huerta todos los sábados, comenta que la huerta brinda la oportunidad perfecta para que los niños tengan contacto activo con la naturaleza y siembra conciencia ambiental en grandes y pequeños.

En un país en el que la política económica y legislativa promueve el uso de semillas transgénicas y de agrotóxicos, en el cual la producción industrial de alimentos es motivo debates por su impacto socioambiental, y en el cada día es más caro obtener alimentos sanos, emprendimientos comunitarios como la Huerta de la Plaza de los Inmigrantes reflejan el llamado que muchos hacen acerca de la necesidad de transitar a modelos de producción agroecológicos que garanticen la salud de las comunidades y uso responsable de los recursos naturales. 


Por ser abierta y comunitaria la huerta está alcance de tod@s quienes quieran participar de ella, basta con tener la voluntad para sumarse. Para obtener información sobre las actividades que se llevan a cabo en la huerta pueden unirse al grupo de Facebook HUERTA Plaza de los Inmigrantes (Avenida Maipú 2300).  

Pueblos Fumigados, Ambientalistas, Asambleas y ONGs marcharon para que se vaya Monsanto de Argentina

El pasado lunes dos de diciembre el Palacio del Congreso de la Nación Argentina, ubicado en el centro de la capital porteña, lucía más agitado que nunca. La imponente arquitectura fue recibiendo uno a uno a los hombres, mujeres y niños que a pie o en bicicleta se acercaban para cumplir a la  convocatoria hecha por el grupo de personas que Acampan allí desde el pasado 21 de octubre en defensa a la salud de la población argentina y el cuidado sus recursos naturales.

Estaban allí porque decidieron anticiparse a la aprobación de la nueva ley que pretende impedir la libre circulación de las semillas e imponer la siembra de material transgénico patentadas. Los anfitriones de la convocatoria pasan días y noches a la interperíe en solidaridad a la Asamblea Malvinas Lucha por la vida y las Madres del Barrio Ituzaingó Anexo que desde hace más de tres meses detienen, también con un acampe, la construcción de la que sería la planta de tratamiento de semillas transgénicas de Monsanto más grande de latinoamerica y las consecuencias que para el ambiente y la soberanía alimentaria esta construcción acarrearía.

La segunda represión, que la semana pasada, sufrió el Acampe de Malvinas Argentinas, sus 20 heridos y la inyección de amor y alegría que la visita de cantante Manu Chao les dio, fueron algunos de los temas que encendieron el ambiente de protesta.

Conforme iban asomándose las pesadas nubes negras,  las cerca de 300 personas provenientes de diferentes puntos de Argentina y Latinoamérica emprendieron la marcha hacia las sedes de 2 de los organismos gubernamentales que avalan y promueven el modelo extractivo agroindustrial transgénico: el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria –SENASA- y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.  

Atrás quedaba la imponente arquitectura italiana de la Plaza del Congreso que en esa ocasión se había vestido de música y resistencia cultural social y ambiental.

"Te lo digo, te lo canto... Fuera Monsanto"

Por la calle Callao la marcha ya era una fiesta. Tambores, aplausos y arengas avivaban el camino mientras el agua comenzaba a caer y la madre tierra reafirmaba con truenos el inconformismo de los que exigían su  legítimo derecho a un ambiente sano y la implementación de políticas reales que garanticen la soberanía alimentaria, no sólo de Malvinas Argentinas sino de toda América Latina.

 “Vecino, vecina, no sea indiferente. Monsanto contamina y envenena a nuestra gente” se escuchaba mientras que los fuertes vientos sacudían a los caminantes y la lluvia torrencial refrescaba su sed de justicia social y respeto. Llegando a las calles del barrio San Telmo la lluvia se despidió de los manifestantes,  dejando frescura en sus pieles y vitalidad en el corazón de la resistencia social emprendida contra la tiranía agroalimentaria transgénica y su estela de muerte y contaminación.

En la Avenida Alejandro N. Alem, el Arco Iris y sus 7 colores acompañó los pasos de los defensores de la soberanía alimentaria latinoamericana; su alegría y majestuosidad energizó las voces de quienes frente al edificio del SENASA repudiaron el modelo agroindustrial, promovido por el gobierno argentino y ejecutado por una minoría oligarca, que durante el 2012 sembró 23,9 millones de hectáreas de cultivos transgénicos y arrojó 300 millones de litros de agrotóxicos sobre pueblos, campos y escuelas rurales.

“Fuera Monsanto. Fuera Chevron. Fuera el Modelo de Saqueo y Represión” se escuchaba  mientras la manifestación avanzaba hacia el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. Lugar donde  autoridades ministeriales escucharon las advertencias y reclamos de los marchantes en voz de una comisión de delegados. Afuera ciudadanos comunes, representantes de ONGs, Asambleas y Colectivos Sociales, Ambientales y Políticos reafirmaron su compromiso con la defensa  y la visibilización del empobrecimiento y el envenenamiento que sufre la población rural latinoamericana, así como los dañinos efectos que tienen para la salud los alimentos transgénicos que se consume en las grandes urbes.  

Pasó el tiempo, los cantos y los aplausos.

Entrada la noche los delegados informaron que el resultado de reunión estuvo acorde al desconocimiento gubernamental de las dimensiones del problema socioambiental que acarrea la agricultura transgénica.  Sin embargo fue otro el resultado de la marcha.
Iniciamos caminando un grupo de personas motivadas y finalizamos siendo un colectivo comprometido con una lucha que crece desde lo más profundo de nuestros corazones y alimenta nuestras conciencias, así como las semillas libres y autóctonas crecen desde la profundidad de la tierra y alimentan a nuestros hermanos. 

Imágenes de la emotiva marcha fueron usadas en el vídeo de la canción "Fuera Monsanto" de agrupación cordobesa Perro Verde:  


Alerta por la privatización de las semillas argentinas

Argentina es el tercer país del mundo con mayor área de siembra de cultivos transgénicos, en el 2012 fueron 23,9 millones de hectárea y la cifra ha seguido en ascenso durante el 2013. Y aunque el gobierno nacional es un indudable promotor del nocivo modelo agroindustrial transgénico, el marco legislativo que regula la comercialización y los derechos de propiedad de las semillas fue motivo disputas entre el ejecutivo y la multinacional desde el año 2003. Sin embargo las diferencias entre el Poder Ejecutivo y la Multinacional cesaron cuando el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Norberto Yauhar, anunció en el año 2012 que el Gobierno Nacional estaba trabajando en una nueva Ley de Semillas para reforzar los derechos de propiedad intelectual en la biotecnología agrícola.

Por supuesto diversas esferas de la sociedad no tardaron mucho en manifestarse en contra de la iniciativa que privatiza el uso propio de las semillas. Desde diferentes frentes organismos nacionales, como el Grupo de Reflexión Rural, el Movimiento Nacional Campesino Indígena, FUNAM, Millones contra Monsanto, Un Surco por Familia, Madres de Barrio Ituzaingó Anexo, Malvinas Lucha por la Vida, e internacionales, como GRAIN, CLOC - Vía Campesina Argentina, Amigos de la Tierra y Acción por la Biodiversidad, alzaron su voz  de protesta y alertaron sobre los riesgos que implicaría la reforma, tanto para la soberanía alimentaria como para la biodiversidad nativa argentina.

Y aunque el anuncio se hizo el año pasado, el gobierno estaba esperando la finalización de la temporada electoral para presentar el anteproyecto al congreso. Así que ahora es el momento de informarnos y movilizarnos para evitar la colonización de nuestras semillas y  defender nuestro patrimonio genético.

Para conocer más sobre el tema dialogamos con Jimena Romero del Colectivo Millones contra Monsanto.

¿De qué se ocupa la Ley hoy?

La ley es de 1973, fue firmada por el Presidente de Facto, Lanusse, y reglamentada en el 91 por Carlos Menem, así que nada bueno puede venir de allí. Desde hace ya 40 años la semilla dejaba de ser un “bien natural” y pasaba a ser un “bien comercial” con todo lo que eso implicabaLa ley es deficitaria y deja desamparada a nuestras semillas criollas y nativas. Pero es un mal con el que hemos lidiado por 40 años y en mayor o menor medida lxs campesinxs han sabido acomodarse para sortear las ausencias de legislación y falencias que beneficiaban sólo a las grandes empresas.

¿Qué propone el Gobierno desde 2012 y qué lo motiva?

Argentina fue punta de lanza en la Región respecto de la liberación y comercialización de semillas en 1996. Hasta casi 10 años más tarde a Monsanto no le molestó no cobrar por el uso de sus semillas… Según Carlos Vicente porque le convenía a Monsanto la entrada ilegal de semillas genéticamente modificadas en Brasil y Paraguay. A partir de 2012 el Gobierno negoció con Monsanto que ellos harían la inversión  de 1.600 millones de dólares (por las 3 nuevas plantas de Malvinas, Río Cuarto y Tucumán, donde las dos últimas son de experimentación) y a cambio se modificaría la Ley de semillas para reconocerle su patente.

Este acuerdo no puede verse fuera de contexto, Monsanto (y el resto de las competidoras del sector como DuPont, Syngenta, Bayer, etc) ha presionado para que toda la región adapte su legislación, lo vemos en Colombia con el paro nacional agrario y Chile en donde se frenó el tratamiento con la lucha pero ahora volvió al senado.

¿Qué pasa si se privatiza el uso de las semillas?

Las semillas ancestralmente es la fuente de la vida misma, el hombre y la mujer necesitan alimentarse y la semilla ha sido y es el eje central de la alimentación, por eso es tan importante que nadie absolutamente tenga el control monopólico de la semilla, porque ese sería el fin de la libertad para la humanidad.

Desde hace miles de años lxs campesinxs han guardado las mejores semillas de sus cosechas para volver a sembrar y así con el tiempo ir teniendo cada vez mejores semillas y mejores cosechas. Las nuevas regulaciones hacen que lxs campesinxs no puedan realizar este simple y natural acto. Serían ilegales las ferias de intercambio de semillas, etc. Además la nueva ley le otorgaría un poder de policía a las “dueñas” de las patentes para que ingresen a los campos en cualquier momento y confisquen  unas cuantas semillas para someterlas a estudios y saber si contienen genes registrados. De ser así el/la campesinx sería enjuiciado por piratería.

Hay que tener en cuenta que en estos procesos no siempre se puede tener el 100% de control sobre estas cuestiones, hay lo que se llama contaminación genética que puede producirla un pájaro que come una semilla patentada y la siempre con sus eses en otro campo, lo propio puede hacerlo el viento y otros factores. Esto evidencia lo endeble que es esta legislación que se propone, que desamparado deja al pequeño y mediano productor y que increíble beneficio es para las Empresas que monopolizan el mercado de semillas.

De avanzar esta ley, lxs campesinxs pequeños y medianos productores quedarían a merced de las transnacionales del agro y por ende de sus paquetes tecnológicos que hemos comprobado que lo único que siembran es muerte y destrucción.

¿Qué sucedería con la biodiversidad y soberanía alimentaria?

La biodiversidad está en jaque porque este modelo de agronegocios no es compatible con el desarrollo de la vida en el planeta ni del planeta. En lo inmediato vamos a perder variedades de semillas y especies. Esto es algo que ya ocurre y que es lo que se denuncia en países como México con sus decenas de variedades de maíz, pero que corren serios riesgos al no ser comercialmente “apetecibles” para estas empresas.

De la soberanía alimentaria ya no queda mucho, pero es claro que esta sería la estocada final. 

Los acampes que gritan sí a la vida, no a Monsanto

Esta historia comienza hace 17 años cuando en Argentina se aprobó el uso de semillas transgénicas, también conocidas como OVMG (Organismos Vegetales Genéticamente Modificados). Un OVMG es aquel cuya estructura genética fue alterada en un laboratorio biotecnológico para ser resistente a los venenos de la agricultura a gran escala como el glifosato, una sustancia que destruye toda clase de hierbas y arbustos. 

Otro tipo de semillas transgénicas es la que como el Maíz Bt de Monsanto, no sólo es resistente a los agrotóxicos sino que en sí misma es tóxica, ya que los científicos de Monsanto lograron que la planta de maíz emane el veneno característico de una bacteria que mata insectos y larvas, una invención que está haciendo del maíz, el que es un alimento ancestral de los pueblos originarios de toda América Latina, una planta tóxica. 

En Argentina alrededor del 90% de la producción de maíz, algodón y soja es transgénica, en consecuencia el país pasó de usar 35 millones de litros de agrotóxicos en 1990 a usar 300 millones de litros en el 2012; la frontera agrícola se ha extendido de forma alarmante destruyendo bosques y selvas, las consecuencias de esto han sido la pérdida de biodiversidad, de fertilidad, la contaminación de las aguas, y el sistemático envenenamiento a la población rural argentina.

El Dr. Medardo Ávila, Coordinador de La Red de Pueblos Fumigados, señala que “en las zonas rurales en Argentina se está muriendo de cáncer una persona de cada tres que fallecen, cuando en las ciudades que están lejos de la contaminación con agrotóxicos, muere de cáncer una de cada cinco que fallecen”.

Para Raúl Montenegro, presidente de la Fundación para la Defensa del Ambiente -FUNAM-, “el modelo de agricultura industrial que se generalizó en Argentina ha podido desarrollarse prácticamente sin trabas sociales porque la mayor parte de las personas viven en ciudades, donde no se perciben los desmontes, ni la expulsión de campesinos y comunidades indígenas, ni el empobrecimiento de los suelos”.

Sin embargo fueron los barrios periurbanos de las ciudades sojeras los que al estar más expuestos a la contaminación por agrotóxicos y tras sufrir la muerte de sus familiares y amigos a causa del envenenamiento de la agroindustria, lograron hacer pública la problemática de los pueblos fumigados y las consecuencias sociales, ambientales y para la salud que acarrea el negocio de los alimentos transgénicos.

Sofía Gatica es una referente en esta lucha, pertenece al grupo de madres del barrio Ituzaingó Anexo quienes fueron conocidas en todo el país gracias al histórico juicio que, en agosto del 2012, sentenció a un productor agrícola y a un aviador por fumigaciones ilegales. 

Malvinas Argentinas Lucha por la Vida

Ignorados por los gobiernos provinciales y nacionales, pero amparados por la constitución, los pobladores de Malvinas Argentinas, una ciudad ubicada a 14 kilómetros de Córdoba Capital, llevan más de dos meses resistiendo en forma pacífica la avanzada de Monsanto en su territorio. 

Armados únicamente de valor y autodeterminación, la Asamblea Malvinas Argentinas Lucha por la Vida junto a las Madres del Barrio Ituzaingó Anexo vienen liderando el acampe que ha logrado impedir el acceso de los camiones con material de construcción. Y aunque constantemente son maltratados por la UOCRA y por la policía cordobesa, estos hombres y mujeres tienen detenidas las obras de construcción de lo que pretendían que fuera la planta de tratamiento de semillas transgénicas más grande de Latinoamérica.


El acampe cuenta ya con 5 puntos de bloqueo además de una huerta orgánica, un horno de barro y un quincho donde se discute sobre la complejidad de la problemática que encaran, así como las acciones a emprender para que sea respetado el Principio Precautorio que establece la Ley General del Ambiente, el cual señala que ante el peligro de un daño grave al ambiente la ausencia de certeza científica no justifica tomar el riesgo de generar un daño irreversible y que en todo caso la decisión depende de la aprobación del estudio de impacto ambiental y el consentimiento de la mayoría de los habitantes del lugar, los cuales deben ser consultados de forma transparente y democrática.

La negativa del intendente Arzani de realizar dicha consulta es una de las razones por las cuales los asambleístas y vecinos cordobeses no ceden ni un centímetro en su lucha. Sin embargo la desinformación e invisibilidad a la que el acampe ha sido condenado por parte de las autoridades gubernamentales y medios masivos, hizo que el acampe se haya extendido hasta el Congreso Nacional.

El acampe en el Congreso

Colectivos sociales como Paren de Fumigar, Pueblos Fumigados de Alberti, Madres del Barrio Ituzaingó Anexo, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida, articulan el nuevo punto de resistencia. “La difusión y exposición de las características del modelo agroindustrial, el desenmascaramiento de Monsanto, su participación en la guerra de Vietnam, sus intenciones de manejar el monopolio de las semillas y las nefastas repercusiones que la agrobiotecnología tiene sobre nuestra salud, nuestro ambiente y nuestra soberanía alimentaria son los objetivos principales de esta iniciativa”, comenta entusiasta Mercedes Cohen, quien está en el acampe desde el pasado 21 de octubre cuando se instaló. 

Para Alejandro Walha la defensa de nuestra soberanía alimentaria es posible si se ejercer la participación ciudadana directa. “Me siento parte de una transformación necesaria porque los agentes que tienen el poder para hacer más concreta la transformación no lo están haciendo y bueno, estoy reivindicando la participación ciudadana, quizás cometiendo desobediencia civil y estoy orgulloso de ello, la propongo ante un estado que no nos representa, más bien nos discrimina y nos margina porque es un estado que le tributa a multinacionales, corporaciones y grupos económicos que lejos están de ser la base popular del pueblo, de representar a la gran mayoría de los ciudadanos”.

Alejandro, quien se desempeña como coordinador de La huerta Vivero "Sembrando Vida" del Hospital J.T Borda está empeñado en demostrar que “se puede construir una realidad distinta que nada tenga que ver con la mercantilización de la naturaleza, y que se puede vivir en armonía, sincronización y respecto a la biodiversidad y a la soberanía alimentaria.”

CONVOCATORIA

Los invitamos a que se cuestionen si están de acuerdo con el modelo de producción transgénico argentino que arroja 300 millones de agrotóxicos a nuestro suelo, nuestra agua y nuestro aire; pregúntense si las ganancias de unos pocos justifican el envenenamiento de barrios periurbanos, pueblos y hasta escuelas rurales. Indígnense. Difúndanlo. Pero sobre todo conozcan y defiendan su derecho a la soberanía alimentaria, ese derecho que todos los pueblos tenemos a decidir qué comer y cómo producirlo.

Conozcan más detalles de esta lucha en las páginas de Facebook: Acampe contra Monsanto frente al Congreso y Malvinas lucha por la Vida.

Colombia, un país megadiverso por naturaleza

Por más de 4 mil millones de años el planeta tierra y las especies que en él habitan han evolucionado estableciendo relaciones de interacción, equilibrio y dependencia que determinan el ciclo de vida de cada uno de los organismos del planeta.

La correlación entre comunidades de vegetales, animales, hongos y microorganismos dinamiza espacios naturales, constituyendo los ecosistemas. La diversidad biológica de estos espacios se debe a varios factores entre ellos el acceso a la energía solar, es así como en los polos los ecosistemas son poco biodiversos y en los trópicos hay abundante biodiversidad.

Según el Convenio sobre Diversidad Biológica establecido por la Naciones Unidas en 1992 “Por "diversidad biológica" se entiende la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas”

Así las cosas la biodiversidad comprende el material genético que determina las características de los individuos de cada una de las especies, las relaciones que existen entre ellas y las que establecen con su entrono natural, así como la variedad de paisajes y ecosistemas existentes. A la biodiversidad le debemos desde la capacidad de adaptación de las especies a los cambios ambientales hasta las características gastronómicas y culturales de las sociedades. 

Por estar Colombia ubicada en el trópico del ecuador y por tener una variedad geografía que comprende tres cordilleras, un trozo de selva amazónica, costa Caribe y costa Pacífica nos podemos referir a él como un país megadiverso. 

Según el Instituto Colombiano de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt “Colombia es considerada como la cuarta nación en biodiversidad mundial siendo por grupo taxonómico, el segundo en biodiversidad a nivel de plantas, primera en anfibios y aves, tercera en reptiles y quinto en mamíferos.”

En el informe “Biodiversidad en Colombia” del Instituto Alexander von Humboldt se estima que “32 especies de mamíferos, cerca de 400 de anfibios, 66 aves y una tercera parte de especies de plantas, son endémicas. Las cifras de especies amenazadas, y de acuerdo con los libros rojos publicados en Colombia, corresponden a un total de 319 especies de vertebrados (peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos) con algún grado de amenaza”.

En el estudio “Biodiversidad: hechos y cifras" del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente se determinó “que las principales amenazas a la biodiversidad son: la conversión de tierras para la agricultura, la tala de bosques, el cambio climático, la contaminación, la explotación no sostenible de los recursos naturales y la introducción de especies denominadas exóticas o invasivas en áreas donde no son nativas. Las causas secundarias de la pérdida de biodiversidad incluyen el crecimiento de la población humana, patrones insostenibles de consumo, aumento de la producción de desechos, desarrollo urbano y conflictos internacionales”

Resulta inquietante reconocer que las amenazas a la biodiversidad constituyen actividades que abarcan el actual modelo de “desarrollo” mundial. Y aunque en algunos países se imponen acciones tendientes a la conservación y a la sustentabilidad, lo cierto es que  desde la era industrial todos los sistemas vivos del planeta vienen en decadencia y desaparición. Según el Informe Planeta Vivo 2008, publicado por la WWF, entre los años 1970 y 2005, las poblaciones de especies terrestres se redujeron en un 33 por ciento, las poblaciones de especies marinas en un 14 por ciento, y las de agua dulce en 35 por ciento.

Ciertamente estos porcentajes significan más que la desaparición de un importante número de especies de animales y plantas, se trata del desbalance en el equilibrio natural, el cual repercute cada día más en la disminución de la calidad de vida de todos, pues la biodiversidad provee de alimento, medicinas, agua y aire puro a la humanidad.




Nuquí, un pueblo que crece al ritmo del nado de las ballenas.

En medio de un paisaje de abundancia natural, en el que la selva colombiana se funde con el Océano Pacífico, los habitantes de Nuquí, Choco,  encontraron en la visita que anualmente les hacen especies como ballenas, delfines, tortugas y aves, su principal oportunidad de crecimiento y una llave de acceso al tan anhelado bienestar.

Este santuario natural de fauna y flora, es un paraíso biodiverso escondido en medio de la espesa selva. Desconocido por muchos y subvalorado por otros, Nuquí, es uno de los municipios del occidente colombiano, que tienen el privilegio de albergar en sus costas a ilustres visitantes como las ballenas jorobadas que viajan, aproximadamente 8.500 kilómetros desde la Antártida,  en busca de las cálidas aguas del Pacífico, en las que llevan a cabo actividades básicas para su ciclo de vida como el apareamiento, parto, crianza, reposo y socialización. Sin embargo este lugar tan apreciado por los cetáceos, fue por muchos años un municipio en el cual sus habitantes no percibían las condiciones necesarias para criar a sus propios hijos.



“Nacimos en un territorio muy privilegiado, pero nunca nos enseñaron a amarlo, porque siempre nos dijeron que estar lejos del centro del país, estar en medio de la selva y el mar, era estar en desventaja. Siempre nos dijeron que éramos ciudadanos de tercera clase, que éramos pobres pues éramos un grupo de población negra e indígena que estábamos apartados e incomunicados. Ninguno de los mensajes daban crédito de que pudiéramos amar este sitio, por el contrario siempre el anhelo era salir de aquí, porque supuestamente seguir aquí, era estar en desventaja” Cuenta Josefina Klinger, quien a sus 25 años, salió de Nuquí con sus dos hijos, en busca de un turista que la llevara a trabajar como empleada del servicio doméstico a la capital colombiana.

Sin embargo después de enterarse que 42 de los 47 kilómetros que tienen de playa su municipio habían sido vendidos a inversionistas externos, para el desarrollo de emprendimientos turísticos,  reflexionó sobre la exuberancia de su tierra y su rol en la comunidad. Así Josefina decidió volver a Nuquí e inició un proceso que cambiaría la vida de muchos de sus coterráneos. “Entendí que el turismo es una excelente oportunidad para la comunidad, porque si está en manos de otros, funciona como una empresa, si les va bien se quedan, si no, se van; en cambio para nosotros es la apuesta de vida. Ahí están nuestras familias, están nuestros hijos, hay una identidad que conservar”.

Este pensamiento la impulsó a crear la Corporación Mano Cambiada, un organismo que basado en el cooperativismo y el respeto de los recursos naturales, fue integrando a la comunidad en torno al ecoturismo el cual, según Josefina, “es la estrategia empresarial más interesante porque mantiene los recursos naturales, los valora, juegas de anfitrión en tu casa, los muestras y además ganas plata”. Por otro lado alrededor del valor de la biodiversidad, se ha forjado un discurso de valoración del territorio, a través del cual los niños, niñas y jóvenes  han mejorado su sentido de pertenencia e identidad cultural.



Además cuenta Josefina que desde el 2010 hacen el Festival de la Migración, o de Viajeras sin Maletas, un evento que les permite generar mucha conciencia al interior de la comunidad y que vincula a toda la población alrededor de actividades pedagógicas y lúdicas que giran entorno a la importancia de respetar la pacha mama.

De esta manera El Festival de la Migración eleva el orgullo regional y al mismo tiempo atrae a turistas interesados en el  avistamiento de ballenas y la observación de aves y tortugas; confirmando así los beneficios que conlleva para las poblaciones rurales apuntar al conservacionismo y el cooperativismo para elevar sus niveles de bienestar, lo cual en el caso de Nuquí ha significado también garantizar el bienestar de animales tan valiosos para el equilibrio del ecosistema marino, como lo son las ballenas jorobadas.