Esta historia comienza hace 17 años cuando en
Argentina se aprobó el uso de semillas transgénicas, también conocidas como
OVMG (Organismos Vegetales Genéticamente Modificados). Un OVMG es aquel cuya
estructura genética fue alterada en un laboratorio biotecnológico para ser
resistente a los venenos de la agricultura a gran escala como el glifosato, una
sustancia que destruye toda clase de hierbas y arbustos.

En Argentina alrededor del 90% de la producción de maíz, algodón y soja es transgénica, en consecuencia el país pasó de usar 35 millones de litros de agrotóxicos en 1990 a usar 300 millones de litros en el 2012; la frontera agrícola se ha extendido de forma alarmante destruyendo bosques y selvas, las consecuencias de esto han sido la pérdida de biodiversidad, de fertilidad, la contaminación de las aguas, y el sistemático envenenamiento a la población rural argentina.
El Dr. Medardo Ávila, Coordinador de La Red de Pueblos Fumigados, señala que “en las zonas rurales en Argentina se está muriendo de cáncer una persona de cada tres que fallecen, cuando en las ciudades que están lejos de la contaminación con agrotóxicos, muere de cáncer una de cada cinco que fallecen”.
Para Raúl Montenegro, presidente de la Fundación para la Defensa del Ambiente -FUNAM-, “el modelo de agricultura industrial que se generalizó en Argentina ha podido desarrollarse prácticamente sin trabas sociales porque la mayor parte de las personas viven en ciudades, donde no se perciben los desmontes, ni la expulsión de campesinos y comunidades indígenas, ni el empobrecimiento de los suelos”.

Sofía Gatica es una referente en esta lucha, pertenece al grupo de madres del barrio Ituzaingó Anexo quienes fueron conocidas en todo el país gracias al histórico juicio que, en agosto del 2012, sentenció a un productor agrícola y a un aviador por fumigaciones ilegales.
Malvinas Argentinas Lucha por la Vida
Ignorados por los gobiernos provinciales y nacionales, pero amparados por la constitución, los pobladores de Malvinas Argentinas, una ciudad ubicada a 14 kilómetros de Córdoba Capital, llevan más de dos meses resistiendo en forma pacífica la avanzada de Monsanto en su territorio.
Armados únicamente de valor y autodeterminación, la Asamblea Malvinas Argentinas Lucha por la Vida junto a las Madres del Barrio Ituzaingó Anexo vienen liderando el acampe que ha logrado impedir el acceso de los camiones con material de construcción. Y aunque constantemente son maltratados por la UOCRA y por la policía cordobesa, estos hombres y mujeres tienen detenidas las obras de construcción de lo que pretendían que fuera la planta de tratamiento de semillas transgénicas más grande de Latinoamérica.
La negativa del intendente Arzani de realizar
dicha consulta es una de las razones por las cuales los asambleístas y vecinos
cordobeses no ceden ni un centímetro en su lucha. Sin embargo la desinformación
e invisibilidad a la que el acampe ha sido condenado por parte de las autoridades
gubernamentales y medios masivos, hizo que el acampe se haya extendido hasta el
Congreso Nacional.
El acampe en el Congreso
Colectivos sociales como Paren de Fumigar, Pueblos Fumigados de Alberti, Madres del Barrio Ituzaingó Anexo, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida, articulan el nuevo punto de resistencia. “La difusión y exposición de las características del modelo agroindustrial, el desenmascaramiento de Monsanto, su participación en la guerra de Vietnam, sus intenciones de manejar el monopolio de las semillas y las nefastas repercusiones que la agrobiotecnología tiene sobre nuestra salud, nuestro ambiente y nuestra soberanía alimentaria son los objetivos principales de esta iniciativa”, comenta entusiasta Mercedes Cohen, quien está en el acampe desde el pasado 21 de octubre cuando se instaló.
Colectivos sociales como Paren de Fumigar, Pueblos Fumigados de Alberti, Madres del Barrio Ituzaingó Anexo, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida, articulan el nuevo punto de resistencia. “La difusión y exposición de las características del modelo agroindustrial, el desenmascaramiento de Monsanto, su participación en la guerra de Vietnam, sus intenciones de manejar el monopolio de las semillas y las nefastas repercusiones que la agrobiotecnología tiene sobre nuestra salud, nuestro ambiente y nuestra soberanía alimentaria son los objetivos principales de esta iniciativa”, comenta entusiasta Mercedes Cohen, quien está en el acampe desde el pasado 21 de octubre cuando se instaló.

Alejandro, quien se desempeña como coordinador de La huerta Vivero "Sembrando Vida" del Hospital J.T Borda está empeñado en demostrar que “se puede construir una realidad distinta que nada tenga que ver con la mercantilización de la naturaleza, y que se puede vivir en armonía, sincronización y respecto a la biodiversidad y a la soberanía alimentaria.”
CONVOCATORIA
Los invitamos a que se cuestionen si están de acuerdo con el modelo de producción transgénico argentino que arroja 300 millones de agrotóxicos a nuestro suelo, nuestra agua y nuestro aire; pregúntense si las ganancias de unos pocos justifican el envenenamiento de barrios periurbanos, pueblos y hasta escuelas rurales. Indígnense. Difúndanlo. Pero sobre todo conozcan y defiendan su derecho a la soberanía alimentaria, ese derecho que todos los pueblos tenemos a decidir qué comer y cómo producirlo.
Conozcan más detalles de esta lucha en las páginas de Facebook: Acampe contra Monsanto frente al Congreso y Malvinas lucha por la Vida.
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